Uno de los movimientos imparables de nuestra época es la deslocalización, el abaratamiento de costes de una empresa que se muda a un país más necesitado y menos exigente en legislación laboral y en derechos. Uno de los argumentos esgrimidos por los empresarios es que están contribuyendo a la riqueza del país y de los empleados de los que disponen. ¿Es esa una falacia? ¿Qué ocurrirá si aplicamos esa cadena lógica en el tiempo y todos esos paises se desarrollan y no son tan necesitados? ¿Puede ocurrir eso? ¿Dónde está el equilibrio entre generación de riqueza a través del comercio y las construcciones de sociedades de derechos?
Documental Planeta en Venta
Hace 1 año
Hay mucha miga en esta entrada. Empezaré mi opinión por el documental "Planeta en Venta".
ResponderEliminarEl gobierno etíope no es liberal. Es un caso típico de nacionalización de tierras para volverlas a vender. Es un robo/violencia de Estado, y es muy normal que el nativo diga "Tendremos que usar las armas", ya que es el propio aparato militar de su país el que va a limpiarle lo poco que tiene.
No es liberal por dos razones más: primero la indeterminación nominal de las tierras, motivado por las trifulcas pasadas y la violencia de estado no permite un acuerdo libre entre poseedor-vendedor (si es que quiere vender) y comprador, de hecho ni se conocerán.
Y segundo, derivado de lo anterior, la siempre asquerosa asociación de cerrojo corporativista entre gobierno y sus invitados internacionales, alentada por los primeros como guardaespaldas militar en caso de "problemas" para comprar. Eso de libre mercado tiene lo que yo de ruso.
Intento continuar...
Fer.
La deslocalización es un tema espinoso de tratar porque nunca sabe uno si la crítica proviene de un motivo razonado o de un motivo accidental, o si responde a un ejercicio benefactor o putrefactor. Es un término ligado a la globalización y sobre ella me gustaría puntear dos o tres factores:
ResponderEliminar1. No existe, y hay datos suficiente en torno a ello, un país históricamente pobre donde tras la instalación del primer MacDonals o Starsbucks no haya mejorado su esperanza de vida. Lo menciono a sabiendas de que este concepto de progreso puede ser obviamente selectivo desde un punto de vista global, creo que debería ser mencionado y reflexionado.
2. Del mismo modo que el fin de un padre es ser padre, no amigo (aunque lo acabe siendo como consecuencia, obviamente), el fin de una empresa es financiero, y la magia es que su mal entendido egoismo tiene un rol macroeconómico, no solo microeconómico. Si eso lo vemos desde un plano general o desde la "big picture", como dicen los ingleses, a mi me parece que moverse por el mundo no tiene porque ser mala idea, máxime con la situación de pobreza que tienen dichos paises. Todos los pueblos han tenido su oportunidad de levantarse y prosperar, mi lectura en tal caso es positiva.
3. Llevo mucho tiempo intentando conocer la alternativa para el tercer mundo que tienen elaborada las críticas al mercado y globalización y no encuentro ninguna. Esto no es por incompetencia de nuestra generación. Ya en el 68, el movimiento de ruptura con lo establecido realmente no planteó alternativas, solo ruptura. Si hablamos del 15-M, el 15-O, sigo sin saber las alternativas. Al mercado se le odia pero todo el que emigra de su país se marcha a otro donde el mercado haya sido tradicionalmente respetado.
Fer
He leído este foro de debate sociopolítico y me ha llamado la atención, primero, esa invitación a la «reflexión» y, segundo, la perspectiva «local». Y a vuela pluma comparto un comentario. No sé la edad de algunos de los participantes, pero me sorprende que personas sesentonas y con la “vida normalizada” pretendan despertar a una sociedad acomodada. Y, sin embargo, otros sectores miren al viejo espejo de los mayores y no al que tenían esos mayores cuando tenía su edad. Me explico, muchos exigen tener, ¡ya!, pero nunca se preguntan si los que ahora tienen nietos, a su edad, tenían una casa o un automóvil o cierta tranquilidad labora. O si el trabajo venía a llamar a sus puertas o había un desarraigo en busca de un trabajo, mejor o peor, donde lo hubiera. Todo este preámbulo, ¿a cuenta de qué? Pues que la deslocalización, las cuestiones y fricciones sociopolíticas y el equilibrio entre el Estado todopoderoso y la ciudadanía cercenada no son tan nuevos. Con la salvedad de que entonces se estructuró, mediante pactos y cesiones, una transición a la democracia, que no existía. Una democracia, por lo tanto, muy joven. Y toda democracia, como sistema político, es un sistema participativo, donde la sociedad civil debe involucrase y activarse para no solo no “desnaturalizarla” sino para actualizarla. ¿Pero estamos en esto? Llama la atención como los ciudadanos miran a todos los lados, arriba y abajo, pero no se miran a sí mismos. No nos engallemos, en una democracia parlamentaria, los políticos no son extraterrestres caídos del cielo. Hay una relación biunívoca basada en retroalimentarse entre sí, intercambiando posiciones e intereses muchas veces bastardos: «Os damos o decimos que os damos lo que os apetece y vosotros nos dais lo que os pertenece». El relativismo posmodernista nunca especulará sobre la necesidad de una ideología política. No se preguntará si el socialismo del siglo XXI es una ideología o una marca, o si el liberalismo tata de controlar el poder del Estado o del mercado. Por consiguiente, sin grandes aspavientos, en nuestra vida cotidiana, deberíamos recoger el guante de la responsabilidad y aceptar el reto de un mundo cambiante, con sus inconvenientes y con sus ventajas. Pero para actuar en el oxímoron de esa “realidad abstracta” no conozco otra manera que la de adecentar nuestro modo de vida, ese ídolo de barro de nuestro “yo”. En definitiva, esa pequeña comunidad acomplejada y adormecida. En pequeñas cosas, sin grandes alharacas, de modo que interactúen con ese todo colectivo y global. ¿De que nos sirve irnos a China para afirmar que tiene lo peor del comunismo y del capitalismo, si detenernos, con las prisas de nuestro bienestar, para ver lo que pasa en nuestro entorno más próximo?
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo Antonio, en la conclusión a la que te conducen tus reflexiones, las mías menos cargadas de memoria viva aunque no por ello irremediable y concientemente histórica, en el sentido historicista. Entre mi buen amigo Fernando y yo llevamos debatiendo de sistemas ideológicos más o menos adecuados a los fines sociales en los que creemos, y después de mucho hablar y de no cerrar nunca una postura inflexible, el terreno de la política nos ha conducido al ámbito de la moral más al raso de la condición de ciudadanos. Este mismo universo de la moral nos abre la perspectiva a la posibilidad del cambio desde el ejemplo moral, de lo que llamaríamos la decencia cotidiana sin ningún alarde de erudición. Por eso la intención de comenzar el cambio desde lo local, entendido como nuestro tránsito diario por la sociedad.
ResponderEliminarGracias por la lectura que brindais. No he podido evitar sentime tras leeros un poco culpable por la imprecisión de algunas de mis palabras, que quizás hayan revelado escasa importancia por nuestro pasado. Nada más lejos.
ResponderEliminarMe mantengo no obstante en la idea de que existe muy poca propuesta en torno al amado concepto de "cambio". Y me reitero que no es un problema de nuestra generación. Mismamente estoy revisando alguna documentación del 68, y no consigo encontrar, ni en el 15-M tampoco, un simple listado de estrategias para el cambio, salvo la petición antibelicista que me pareció formidable.
Leo una nota de Sartre en torno al 68 que dice: "Hay algo que ha surgido de ustedes que asombra, que trastorna, que reniega de todo lo que ha hecho de nuestra sociedad lo que ella es. Se trata de lo que yo llamaría la expansión del campo de lo posible. No renuncien a eso"
Perdone mi ignorancia pero esta frase dice todo y nada a la vez.
Más intrigado me deja, si cabe, esta otra: "Si no formas parte de la solución, formas parte del problema" ¿Cómo será una solución cuyo problema no está acotado?
No es cómodo para mí estar vestido con el rol de antipático en este estupendo blog, máxime cuando soy todo oidos y respeto a nuevas ideas, pero hay pienso que hay mucho que limpiar en la historia escrita del siglo XX.
Perdón por la digresión, o como dicen por estos lares tecnológico, el off topic.
Fer.
Por favor, en el caso de que estuviera quedando como ignorante por acusar al 68 de relativismo moral, de descompensación entre contenido y actitud, en definitiva de lo que André Comte-Sponville cita como "una generación tan errada como la actual", bendita ignorancia que pronto arreglaré si alguien me lo explica.
ResponderEliminarFer.
Tomando sólo dos apuntes de lo dicho por Antonio y por Fernando. Comparto el análisis de que esta es una sociedad acomodada que casualmente tiende a la pérdida de memoria y a la infravaloración del esfuerzo personal y colectivo. Son señas de identidad propias de nuestra cultura. Y ojalá alguien me dé razones suficientes para convencerme de lo contrario. Esta cualidad superficialmente crítica desde el sillón también ocurrió en el 68 francés con eslóganes tan baratos como estupidizantes (si se me permite el término) Por poner un par de ejemplos: Élections, piège à cons” (elecciones, trampa para gilipollas) o "Vivir sin obligaciones y gozar sin trabas".
ResponderEliminarActualmente encontramos pancartas que denigran cualquier reivindicación, como la que aparece en el comienzo de este blog. Por eso entiendo que existen similitudes en los puntos de partida de los movimientos. Desde luego las propuestas son sintomáticas de la clase que las presenta.
Seducir a la posibilidad, como dice Sartre, es positivo siempre, pero toda posibilidad lo es de algo: posibilidad de; y no posibilidad a secas. ¿Cuál es nuestro planteamiento ideológico global? Yo conozco el mío, pero no sé cuál es el del movimiento 15M, por mucho que investigo en él.
Nueva digresión. Quisiera compartir este artículo que aparece en laflecha.net, donde se persigue con voluntad empírica, demostrar los peligros del poder financiero.
ResponderEliminarhttp://www.laflecha.net/canales/empresas/noticias/definen-empiricamente-la-red-capitalista-que-domina-al-mundo
Yo nunca dije que el mercado no tuviera errores ni que deba vivir solo. Pero lo que describe este artículo no debe servir para criticar la libre competencia sino para prevenir monopolios, y si sus mejores clientes son los Estados con más razón.
De la misma forma, es muy distinto un mercado en fase de ataque (monopolístico u oligopolistico) a un mercado en estado defensivo, como es el actual. Nadie se acuerda ya de los tiempos de bonanza en Grecia, donde había incentivos por ser puntual (!!). Paradojicamente, los griegos acaban de completar su 5ª Huelga general en lo que va de año, la última de 48 horas, en contra de los recortes. El mercado no les está atacando, se está defendiendo ante la realidad de no poder cumplir con sus créditos pasados de buena vida, con un derroche central sin precedentes.
Desde la autorización de que los bancos trabajaran con reserva fraccionaria (esa que les permite no estar obligados a disponer de tu dinero al instante para poder trabajar con él), la expansión del crédito tiene una historia blanca y una negra. La blanca es que hemos vivido bien... a ratos. La negra es que nuestra historia se cuenta por tirones "expansión - crisis - recesión", desde antes incluso del crack del 29.
Creo que buscar el punto medio es ahora más que nunca fundamental.
Fer
Estoy totalmente de acuerdo con Antonio.Uno de los problemas de la sociedad actual es el desconocimiento de lo que quiere, aunque parezca todo lo contrario, y la forma en como lo quiere.
ResponderEliminarEn un comentario anterior que hice en este blog me referia al análisis inicial interno que debemos hacer cada individuo. Como decía Gandhi: "Tu debes ser el cambio que quieres ver en el mundo". Pero para que ese cambio de resultados debemos empezar por nosotros mismos, por aclarar muchos principios olvidados o mal entendidos, desde conceptos como democracia o valor de lo público. ¿Cómo pretendemos realizar un cambio en el sistema cuando la mayoría de la ciudadanía piensa y siente que no forma parte de ese mismo sistema? ¿Ese sentimiento, es una herencia de la Dictadura? ¿Son siglos y siglos de cultura? ¿Por qué no respetamos el bien público como lo hacen los tan envidiados, por mi parte, paises escandinavos o centro europeos? Aquí va mi primera propuesta concreta: ¿Cómo se puede educar o reducar a la sociedad para que adquiera estos valores?Considero que esta reflexión de saber de donde venimos y hacia donde queremos ir nos ayudará a proponer alternativas
ELENA
ResponderEliminar¿Cómo educar es la pregunta que cada año me hago antes de empezar mi labor como docente?¿Cómo mejorar yo como profesora y cómo mantener unos valores que con los años se van perdiendo? Os pongo simples ejemplos de una simple profesora que está admirada de verdad de las reflexiones aquí expuestas. Y de paso algún apunte que pone los pelos de punta.
1. Siempre he pensado que nuestros alumnos deben tener conciencia histórica y que ésta no se debe perder, por lo tanto hago trabajos en los que obligo a mis alumnos a hacer una comparación entre diferentes generaciones de su propia familia para que tomen conciencia de lo que tuvieron sus abuelos, sus padres y ahora ellos, de cómo vivían, qué comían, dónde dormían, dónde iban si se ponían enfermos, dónde trabajaban y en qué condiciones...etc. Pero evidentemente esto es sólo un acercamiento. Si la propia familia no les hace partícipe de estas cuestiones a sus hijos, evidentemente, ellos no van a echarle cuenta.
Cuando uno no tiene nada y del propio esfuerzo consigue llegar a algo entonces es cuándo toma valor eso que ha conseguido. Tenemos una generación que lo ha tenido todo gratis y ahora quieren seguir teniéndolo sin hacer ningún esfuerzo. Se perdió la cultura del esfuerzo. Ahora, aunque parezca mentira, podemos volver a trabajar en esa línea porque muchos parten de cero, están viendo de cerca lo que ocurre en casa y saben que son sólo ellos los que van a conseguir lo que se propongan. Se ha quedado ahí una generación intermedia vacía y apática que desde mi punto de vista está muy perdida. Evidentemente son los que más se quejan y menos hacen.
2. Ellos aprenden como ya os comenté una vez partiendo no sólo de las palabras, sino más bien de los hechos, de la coherencia entre ambos términos. Esto se tendría que aplicar a toda la comunidad educativa, a sus familias, a los políticos, a la televisión...etc...etc...si hay incoherencias entonces tendremos que poner como ejemplo esas incoherencias, las mías y las suyas propias para qeu tomen conciencia.
3. ¿Por qué no se respeta el bien público? Esto para mí tiene una respuesta muy sencilla. Se respetan las cosas si se aprende a respetarlas desde pequeños. En esto, Mercedes, todos tenemos nuestro trabajo que hacer...pero a la gente le gusta vivir de forma muy cómoda.
4. Aquí hay un elemento muy peliagudo...Nuestros alumnos, NO SABEN LEER. Son ANALFABETOS. No saben escribir, no comprenden nada y no saben explicarse. NO SABEN USAR EL DICCIONARIO, NO LO USAN. Si no saben esto, cómo vamos a hacer que comprendan términos tan importantes como la democracia....etc...pues con mucha paciencia...Evidentemente hay de todo, pero la media está realmente por debajo de la europea.
Podría seguir pero me tengo qeu marchar...
Tenemos dos conversaciones paralelas no?
ResponderEliminarELENA
Realmente parece que la variedad de líneas de discusión pueden llegar a fragmentar el debate al modo en el que un adolescente zappea los canales de la televisión. La visión de conjunto contínuo se pierde, por lo que os propongo intervenciones más estrictas en cuanto a la temática. Tenemos ganas y tendremos tiempo de abordar todas las temáticas que deseemos.
ResponderEliminarComenzaba esta entrada del blog preguntando por el equilibrio que creéis justo o conveniente para vuestro modelo de sociedad a raíz del ejemplo del documental propuesto. De paso os propongo otro que creo fundamental para entender de manera general el origen de esta crisis financiera que nos afecta. Su título es "Inside Jobs".
Continuando con el artículo referenciado por Fernando (http://www.laflecha.net/canales/empresas/noticias/definen-empiricamente-la-red-capitalista-que-domina-al-mundo) quisiera comentar someramente algunas cuestiones.
ResponderEliminarEn primer lugar, como dice Comte-Sponville, el capitalismo, como forma de generación y movimiento económico, no puede ser moral o inmoral; simplemente se define por la búsqueda del beneficio. Y si aceptamos ese precepto ¿por qué una empresa va a querer mantener una lucha competencial en igualdad de oportunidades con otra que se lleve parte de su posible ganancia? ¿Y por qué siquiera va a querer que exista la competencia aunque sea privilegiada por un gobierno para su negocio? ¿Por qué no quererlo todo y además conseguirlo? Existen unas fronteras prestablecidas entre estado-empresa en las sociedades occidentales poco apropiadas para mi modo de entender.
Como dice el artículo aludido, está comprobado que el desarrollo del capitalismo por sí mismo, sin regulación estatal, tiende a la maximización de capitales por unos pocos. Eso del reparto de la riqueza es más propio del discurso del control de estado. En el documental "Inside Job" se pone de manifiesto ejemplarmente como la desregularización de los mercados financieros, en Estados Unidos principalmente, ha desembocado en la más radical consecuencia de la ambición humana.
Esta virtud, defecto, vicio, como lo queramos calificar, sólamente tiene una acepción positiva para la comunidad cuando existe un control estatal que disponga de unas reglas de juego mínimas y máximas que, por un lado permita la generación de riqueza, y por otro una redistribución social. Creo que se trata de no bloquear las consecuencias del esfuerzo de ningún ciudadano, sea cual sea su posición.
Con mucho atrevimiento por mi desonocimiento entiendo que los mercados financieros nacen con la vocación de transparencia y control sobre los movimientos financieros, pero paradójicamente los estados están sometidos a ellos en un nivel de impotencia e incapacidad moral (no vaya a ser que los tilden de intervencionistas) que asola cualquier decisión popular democráticamente compartida. Creo en la idea de una economía del capital, pero también creo en una capacidad gubernamental que tenga un campo de acción más presente.
Que la organización espontánea tiene defectos es evidente. Que el Estado debe dejar de ser árbrito y amañar el partido en ocasiones también puedo llegar a eso. Pero permiteme que coloque un asterisco a aquello del "Estado sometido al mercado". Porque la pregunta clave aquí es, ¿cómo empezó ese supuesto sometimiento?. Una pregunta que debería revelar si hay que llorar por el Estado o más bien hay que reñirle.
ResponderEliminarEl grado de sometimiento del Estado al mercado es proporcional a la cantidad de crédito que solicita para mantener su modelo. Si quieres menos sometimiento tienes que ser más discreto, productivo y menos manirroto. Así de simple. Esto tiene una repercusión: al alza todo el mundo está bien: recordemos lo de la economía en la champions league. Pero a la baja el mercado se defiende.
Esta última palabra es importante, en recesión de crédito el mercado se defiende, no ataca como piensan los griegos. La agresión la comete precisamente quien pidió y pidió con desmedida, sea persona, empresa o organismo público para gilipolleces como las que ya conocemos del aquel bienestar griego, que hasta los alemanes envidiaban.
Cuando yo apuesto por un Estado inteligentemente reducido precisamente lo hago por la consecuente reducción cuantitativa de la dependencia del crédito, que en definitiva es lo que en la calle llamamos mercado.
Lo ideal sería no recortar nada y tampoco necesitar tanto crédito, pero para eso hay que ser alemán y tener un tejido económico y una optimización central que nosotros no tenemos (Somos un referente en posesion de coches oficiales, eso sí).
Si queremos más crédito también estamos pidiendo más mercado, son dos caras de la misma moneda.
Fer
Mi vuela pluma anterior fue más que otra cosa una presentación en este blog. Soy consciente que no me centré en la cuestión de la propuesta. Es decir, la deslocalización se produce dentro de la dinámica del mercado por el mero hecho de la inercia comercial de intercambiar productos competitivos, con menos costes, y por lo tanto con más margen de beneficio, en aquellos lugares en los que los organismos internos de control y transparencia son escasos, con una legislación laboral poco exigente y un poder omnímodo arropado por un aparato estatal de castas privilegiadas, una gran parte de la población con un alto un elevado índice de analfabetismo, un crecimiento demográfico muy elevado y un bajo nivel de consumo. Estamos hablando de países subdesarrollados y emergentes, no siempre necesariamente pobres (China o India- Etiopía o Yemen); y de algunas clases de mercado: mercados al por mayor, de materias primas y mercados financieros. Es evidente que los inversores buscan estos países favorables y dependientes donde ambos se benefician, pero también, en menor medida e indirectamente, la población ocupada. La pregunta es: ¿Hasta cuándo? Pues hasta que se mantengan las condiciones favorables para ambas partes. En los países emergentes, potencialmente ricos, cuando su desarrollo económico vaya empapando y modificando las condiciones sociales, se producirá una transición paulatina en las mejoras sociales o una ruptura. Llegado ese momento esos países dependientes pasarán a formar parte del club de los países dominantes, generando a su vez una órbita de dependencia. ¿Y entonces, qué? Vuelta empezar. Ya se advierte en algunos, como en China, que la homogeneización económica lleva pareja una imitación cultural similar a las modas y pautas occidentales. La pregunta sigue en el aire. ¿Es posible un crecimiento desbocado, con una competencia imperfecta? ¿Hay alternativas, como la brasileña? ¿Basta con preocuparnos o tendremos que ocuparnos en recuperar el concepto ético aplicado a un humanismo perdido? ¿Pero qué ética: la aristotélica, la espinoziana, la kantiana, la vitalista, la existencialista, la utilitarista o la nihilista? ¿Debemos recurrir al oráculo de Rousseau, Hume o Heidegger o debemos tomar posiciones firmes, asequibles, a nuestro alcance? Otra cosa es, ¿cómo recuperar esos valores primordiales, dilapidados por la mano de guante blanco de nuestro bienestar? Decían: «¡Trabajad tanto como vuestros padres y viviereis parecido a ellos!». Y muchos se han esforzado y han cumplido. Lo que no dijeron es que no deberíamos renunciar a unas condiciones básicas, similares a la que ellos lograron, y que ya nunca volveremos a vivir de prestado, autosatisfechos, como muchos han vivido en los últimos años. En fin, como nos anunciaba Galbraith, economista en boga hace unos años, o actuamos inteligentemente, y no con cicatería, ante los logros del “Estado del bienestar” o, como ha ocurrido históricamente, la fuerza obstinada de la realidad se impondrá por la fuerza. ¡Ojalá me equivoque!
ResponderEliminarParece que la experiencia apunta al Modus Operandi que Antonio describe, en cuanto al concepto de desarrollo que se ha comprendido como únicamente viable: ese que indica un crecimiento progresivo en todos los órdenes de la vida de un ser humano. Aunque curiosamente se habla de un país desarrollado sólo cuando su economía es o apunta maneras al grupo de los primeros del mundo.
ResponderEliminar¿No es contradictorio pensar en la posibilidad de un crecimiento ilimitado en un espacio limitado? No confundamos el estado del bienestar con el estado de los objetos, cosas o propiedades.
Parece que la ecuación adecuada para que un país crezca es sólo posible bajo la función de la pirámide de Maslow. Y empíricamente todo apunta a ello, pero ¿hemos de conformarnos, desde los países que estamos en la cima de la citada pirámide, con ser espectadores y artífices de esta estrategia comercial que pisotea cualquier atisbo de humanidad? ¿No podíamos habilitar unos mínimos deberes para las empresas a cambio de los derechos lícitos de su negocio? ¿Quién tendría esa potestad? ¿Le permitiría yo a alguien que decidiese sobre mi casa?
Buenas noches a tod@s.
ResponderEliminarDespues de algunas dudas y algunas sugerencias me decido a intervenir aportando mis opiniones, equivocadas o no, compartidas o no, pero realizadas desde la propia experiencia, desde mis convicciones ideológicas, desde la pasión que siempre he sentido y siento por la politica y por lo público y sobre todo por la gran cantidad de dudas que me embargan y conforme vivo mi tiempo, más me embargan.
El debate se inició con una pancarta, vá por la deslocalización y ha pasado por temas tan interesantes como el mayo del 68, las relaciones mercado-estado, la dependencia financieras de los Estados, las propias actitudes personales de nuestros conciudadanos, la ausencia o carencia de valores, la eliminación de la democracia representativa, etc, etc,.
Sobre todos ellos me gustaría dar mi opinión, pero dado mi retraso en la entrada y mis propias ocupaciones no se si lo conseguiré. Ni siquiera se, si a estas alturas tiene ya algún interes.
Empezando por la pancarta, para mi tiene dos elementos a analizar. Por un lado la propia declaración de no ser de izquierdas ni de derechas, y por otro lado el VAMOS a por los de arriba. En mi opinión, todos tenemos una manera de pensar y todos creemos que las cosas se pueden hacer de una manera o de otra y todos creemos que hay cosas tolerables e intolerables. A unos le "llegan" más unas cosas que otras. En definitiva, todos tenemos posiciones para nuestras cosas y para las públicas. En resumen todos tenemos una posición política y esa posición estará mas cerca de los postulados de la izquierda o más cerca de los postulados de la derecha. Aunque, como es obvio, no existen compartimentos estancos y siempre habrá algunas ideas compartidas.
Tenemos que tener claro el dinamismo que existe entre esas dos posiciones politicas y como a lo largo de la historia, una y otra han ido incorporando ideas de la otra.
Como claros ejemplos estan la asunción del Estado de Bienestar por las derechas y la asunción de la economía de mercado por las izquierdas.
Sin embargo existen grandes diferencias en la relación Estado-Mercado, en el tamaño de los servicios públicos, en las regulaciones economicas, en el tamaño del Estado y sus funciones, etc. etc.
En resumen y en mi opinión, aunque no esten vivos los conceptos políticos de izquierda y derecha del siglo XVIII, existen y todos estamos más cerca de uno que de otro.
Os hago una afirmación, fruto de la experiencia, cuando alguien dice que no es de izquierda ni de derechas, casi siempre es de derechas, pero le dá verguenza confesarlo.
En cuanto al VAMOS a por los de arriba, parece una expresión muy agresiva, aunque desconocemos a que se referia el autor con los de arriba o con los de abajo. Creo que es mas elegante y más civilizado plantear un cambio que "ir a por alguien".
Perdonen la longitud y disculpen pero estoy sintiendo la atractiva voz de mi cama.
Que tenga todos buenas noches y pensemos que mañana, aún nublado, saldrá el Sol por nuestras latitudes y si no por otras.
Parece que desde algunos ámbitos el término ideología se ha ido devaluando, no sé si como sinónimo de idealismo, o de demagogia, o simplemente equiparado a una pérdida de tiempo, o de qué. Lo que a todas luces presenta síntomas de surrealismo, por decirlo de manera suave, o de estupidez es escuchar a alguien que diga: "mire usted, yo cabeza no tengo, a pesar de que usted me escuche".
ResponderEliminarToda vida humana necesita movimiento, es decir, punto de partida y punto de llegada, nacimiento en un entorno de creencias (ideas en las que se creen) que se asumen en menor o mayor medida y desarrollo de conductas acordes. Las ideas siempre han tenido una función regultoria, son aspiraciones, horizontes, metas, creer en cosas que uno quiere que sucedan. Un curioso apunte a esto que debatimos es la llamada que hace Gallardón
http://www.larioja.com/agencias/20111104/mas-actualidad/espana/gallardon-pide-exvotantes-psoe-superponer_201111041555.html
Aquí se trata de una perspicaz treta de una aparente "inexistente ideología" en pro de una gestión eficaz. Mi pregunta es gestión eficaz de qué, cómo y hacia dónde.
De todas formas todos los intervinientes tenemos claro que disponemos de un sistema más o menos flexible de creencias que entiendo no se debe clasificar simplistamente en izquierda o derecha, porque como bien se apunta, las ideologías sufren modificaciones y surcan espacios de los feudos tradicionales de la férrea derecha y la férrea izquierda de nuestro país. Por eso nace este espacio, para generar un debate de calado que obvie estereotipos poco productivos.
En estas paginas se ha recordado el mayo frances de 1968 y se ha realizado alguna comparación con el denominado movimiento 15M. En mi opinión no hay muchas coincidencias. Aunque tengo que hacer la salvedad sobre la subjetividad del comentario.
ResponderEliminarEn el mayo frances, los protagonistas fueron los jovenes universitarios a los que se unieron los sindicatos franceses. Los planteamientos no fueron nunca antisistemas sino reivindicativos. Pedian que se les tuviera más en cuenta. Incluso hubo manifestaciones contra la represión franquista que se vivia en España y apoyo a los movimientos clandestinos españoles que luchaban por la democracia y por conseguir el derecho al voto.
Hoy, algunos de los lideres de aquel movimiento, estan en la actividad publica arrastrando sus sesenta y pico de años.
Aquel movimiento tuvo su repercusión en España y se realizaron multitud de pequeñas manifestaciones clandestinas, pidiendo la libertad y la democracia. El Regimen franquista respondió con dureza, deteniendo, torturando y encarcelando a muchos obreros y estudiantes por su participación en las mismas. De hecho el año 1969 se inauguró con la declaración de un Estado de Excepción en España, suprimiendo los pocos derechos que teniamos y dandole a la policia carta blanca para actuar a su antojo.
No creo que este breve resumen permita la comparación de los dos movimientos, salvo por el hecho de que ambos estuvieron protagonizados por jovenes y ambos tuvieron apoyo mediatico.
Como dice Pablo, hoy sigo sin saber que ideologia mueve al 15 M, no se objetivamente que defienden, no se que proponen, en definitiva conozco tampoco que me resulta dificil opinar.
Si les he notado una gran preocupación por las condiciones laborales de la juventud y creo que es una preocupación que debemos compartir todos, los que tienen empleo tambien y los que tienen empleo público más, pues cobran gracias a los impuestos.
Os trasmito mi gran duda en torno al denominado 15 M, no sé si les preocupa el futuro o sólo les preocupa su futuro.
Hay una curiosidad que lanzo a los que entienden de sociología, ambos movimientos los inicia una generación que nace con una democracia consolidada, por la que no tienen que luchar. En Francia 28 años despues de acabar la 2ª Guerra Mundial y en España 30 años despues de consolidarse la democracia.